lunes, 15 de junio de 2009

LA CREATIVIDAD EN SAN PABLO

Hace unos días, la profesora Beatriz Fernández (docente del Centro Bíblico), estuvo en Radio María presentando a los oyentes un hermoso tema: "La creatividad en San Pablo".
En esta entrada Beatriz nos acerca el material que trabajó en esa oportunidad.
Agradecemos su generosidad y estamos seguros que todos nos nutriremos con este aporte.

Hace pocos días - ante una invitación para participar en Peregrinando con San Pablo, programa de Radio María - me preguntaba por la creatividad y la capacidad de resiliencia de Pablo de Tarso, san Pablo. Me planteé tal interrogante como punto de inicio de una reflexión sobre nuestras prácticas pastorales. Y aquí les cuento sintéticamente lo que conversamos entre amigos en la radio.

Creatividad es inventiva, pensamiento original, imaginación constructiva, pensamiento divergente, generación de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos. Y resiliencia es la capacidad de los sujetos de sobreponerse a períodos de dolor emocional, a muertes, a fracasos.
Concluí afirmativamente: Pablo fue creativo y resiliente.

Entonces comencé a pensar en textos que avalaran mi opinión. De inmediato surgió ocuparme de Hechos 17, 16-34: la mirada de Lucas sobre Pablo en Atenas. Un pasaje literariamente brillante, magníficamente ensamblado en el contexto, con citas y alusiones bíblicas y extrabíblicas e intuiciones de la filosofía contemporánea de los primeros tiempos del cristianismo que muestra el desafío del encuentro con una cultura marcada por la filosofía.

Allá por el año 50, después de haber atravesado serias dificultades en Tesalónica y en Berea, Pablo recaló en Atenas mientras aguardaba la llegada de Silas y Timoteo para continuar su viaje misionero como fundador de comunidades, de ekklesías – asambleas reunidas en nombre de Cristo. En fin: iglesias en las casas.

Atenas, hoy capital de Grecia, fue en la antigüedad el centro más relevante del arte, la filosofía y la literatura. Ya en los tiempos de Pablo su importancia comercial y política había disminuido, aunque seguía siendo un notable centro cultural e intelectual. Pero su status era por entonces menor al de Corinto.

Pablo supo mirar y escuchar las voces de la ciudad: profusión de estatuas, imágenes y altares; espacios cerrados y plaza pública, ágora y areópago; discusiones en la sinagoga con judíos y simpatizantes del judaísmo; interpelación desdeñosa de filósofos estoicos y epicúreos.
Nuestro evangelizador, a tiempo y a destiempo, les predicó la buena noticia de Jesús y de la resurrección. Pero, ocurre que la palabra griega anastasis, que significa resurrección, es nombre femenino y la interpretaron como si designara a una diosa compañera de Jesús. Acostumbrados como estaban a las parejas divinas…

Ante la actitud de los oyentes, Pablo con su temperamento apasionado pronunció su famoso discurso a los atenienses sobre “el dios desconocido”:
“Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos los hombres. En efecto, mientras me paseaba mirando los monumentos sagrados que ustedes tienen, encontré entre otras cosas un altar con esta inscripción: 'Al dios desconocido'. Ahora, yo vengo a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer.
El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque es el Señor del cielo y de la tierra. Tampoco puede ser servido por manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. Él hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras, para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros.
En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: 'Nosotros somos también de su raza'.
Y si nosotros somos de la raza de Dios, no debemos creer que la divinidad es semejante al oro, la plata o la piedra, trabajados por el arte y el genio del hombre. Pero ha llegado el momento en que Dios, pasando por alto el tiempo de la ignorancia, manda a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan. Porque él ha establecido un día para juzgar al universo con justicia, por medio de un Hombre que él ha destinado y acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos".
Impresionante pieza discursiva: rápido aprovechamiento del fruto de la observación; ironía; apelación a la cultura griega con resonancias de filósofos y poetas; síntesis teológica y antropológica en la que Dios es afirmado como Creador y Señor del cosmos, Creador y Señor del género humano; dueño del tiempo y del espacio en los que el hombre se despliega; sentido de la vida humana; Creador, Señor y creaturas (versículos 25 al 29)…y al finalizar (versículos 30 y 31), una apretada síntesis de elementos kerigmáticos para la predicación misionera.
Así y todo…no convenció a la mayoría. “Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban y otros decían: «Ya te oiremos acerca de esto otra vez».
Entonces Pablo salió de en medio de ellos. Pero algunos de los que se le habían juntado, creyeron; entre ellos, Dionisio el areopagita y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.”

Pablo decide con celeridad. Se sobrepone al fracaso del momento y parte hacia Corinto donde permanecerá durante un año y medio y desde dónde continuará su incansable misión a los gentiles.

¿Y nosotros, nosotras? ¿Somos creativos? ¿Somos resilientes? ¿Miramos y escuchamos las voces de nuestro barrio, de nuestra ciudad? ¿Cuál es hoy nuestra ágora? ¿Quiénes nos interpelan? ¿Aprendimos a crecer a partir de nuestras dudas? ¿Somos capaces de expresar con firmeza nuestras certezas?
Evidentemente nada ni nadie nos asegura el éxito. Pero, siempre, hay que volver a empezar. Como lo hizo Pablo.


Profesora Beatriz Fernández (ladeldante@yahoo.com.ar)

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